Condiciones hiperbáricas

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Condiciones Hiperbáricas

La Organización Mundial de la Salud (OMS), ha instado a sus países miembros a hacer lo posible para garantizar la plena cobertura de salud a todos los trabajadores y trabajadoras, mediante intervenciones esenciales y servicios básicos de salud ocupacional destinados a la prevención primaria de las enfermedades y lesiones relacionadas con el trabajo (OMS, 2007). En este sentido, Chile tiene grandes desafíos en materia de salud ocupacional, dado los cambios en el perfil epidemiológico de la población, los factores demográficos, las nuevas formas de organización del trabajo, la incorporación de nuevas tecnologías en todos los sectores de trabajo, así como la precarización del empleo, que afectan a la población trabajadora y determinan cambios en el perfil y en la prevalencia de enfermedades y accidentes.

Formulario de Autoevaluación de Condiciones Hiperbáricas para actividades de Buceo profesional

Lo anterior, hace necesario el diseño de políticas públicas acordes a las necesidades que se manifiestan en los distintos sectores productivos, considerando los determinantes sociales que inciden en la salud de las personas (OMS, 2008), así como las condiciones de la actividad laboral, los cuales se relacionan con la ocurrencia de accidentes y enfermedades profesionales, como también con el agravamiento de las enfermedades comunes.

Es importante considerar que la producción acuicultora mundial en el año 2012 alcanzó las 90.43 millones de toneladas (FAO, 2014). Chile se ubica entre los principales productores a nivel mundial, tanto en términos pesqueros (nivel de desembarque), como en acuicultura (nivel de cosechas). Esta condición se explica gracias a su extenso litoral costero que se encuentra en una de las zonas marinas más productivas del planeta, desde donde se extraen cerca de 160 especies hidrobiológicas, que incluyen peces, algas, crustáceos, moluscos y equinodermos (DT, 2014). Es así como la acuicultura ha tenido un incremento mantenido en el país, existiendo actualmente un total de 3.531 centros de cultivo autorizados, los que trabajan, principalmente, con salmón del Atlántico, trucha arcoíris, chorito, salmón del Pacífico, pelillo, ostión del Norte y ostra del Pacífico. La importancia de esta actividad económica ha superado ampliamente a la pesca tradicional de captura, llegando a ocupar el cuarto lugar entre los principales rubros de exportación, después del cobre, la celulosa y la fruta de mesa (SERNAPESCA, 2014).

La explotación de estos recursos ha permitido generar gran cantidad de puestos de trabajo formales en empresas pesqueras y acuícolas, ya que sólo el cultivo del salmón genera alrededor de 60.000 empleos directos e indirectos en las regiones de La Araucanía, Los Lagos, Aysén y Magallanes, ya sea en labores de piscicultura, como en cultivos y plantas de proceso (SalmonChile, 2014). Sin embargo, también se genera una importante cantidad de empleo informal en el sector de la pesca y el buceo artesanal que durante el año 2013 informó desembarques por un monto cercano a 910 mil toneladas, sin considerar la extracción de algas (SERNAPESCA 2014).

En actividades de buceo existe una importante exposición de los trabajadores y trabajadoras a condiciones extremas, entre ellas, la exposición a condiciones hiperbáricas, en donde cada año ocurren accidentes fatales y graves, impactando directamente en la esfera económica y emocional del grupo familiar del accidentado.

En este marco, es prioritario implementar un adecuado programa de vigilancia de exposición a condiciones hiperbáricas, que abarque no sólo las actividades de buceo, sino todas las actividades laborales que se realizan bajo esas condiciones, para así promover la prevención de los riesgos y la protección de las personas expuestas a estos riesgos.

Enfermedades asociadas

Es una enfermedad sistémica producida por la respuesta patológica a la aparición de burbujas de gas inerte disuelto en los tejidos, tanto intra como extra vasculares, secundaria a una disminución significativa de la presión ambiental a la que está sometida una persona. Se puede presentar en las siguientes formas:

Enfermedad por descompresión tipo I (E.A.D.I. tipo I)

Alteraciones en la piel, músculo-esqueléticas o ganglios linfáticos. La manifestación más común es el dolor articular, que puede ser desde leve a de gran intensidad, más frecuentemente en hombros, codos y rodillas. Habitualmente este malestar no se afecta por la movilización de la articulación. Mientras que la piel puede ser comprometida, solamente, con prurito o con manchas de tipo escarlatiniforme. Cuando ésta presenta manchas rojas violáceas, con aspecto marmóreo (“cutis marmorata”), puede ser premonitor de complicaciones mayores y E.A.D.I. tipo II. Los ganglios linfáticos pueden aumentar de volumen localizadamente o presentarse zonas de linfedema.

Enfermedad por descompresión tipo II (E.A.D.I. tipo II)

Se puede observar con expresiones neurológicas, de oído interno o cardiopulmonares. Para el primer caso, los signos y síntomas pueden ser muy variados, a veces sin la sistematización habitual de otras enfermedades neurológicas (dada la amplia y variada distribución de las burbujas), como paresia, parálisis, parestesias, comportamientos anómalos, disestesias y otros. A nivel de oído interno se puede apreciar tinnitus, pérdida de la audición, vértigo, náusea y vómitos. Los síntomas cardiopulmonares pueden ser dificultad respiratoria, dolor torácico con tope inspiratorio y tos irritativa.

Es conveniente tener en cuenta que la presentación inicial de la enfermedad puede ser con síntomas del tipo I, los cuales pueden progresar a tipo II. Cuando se presentan casos con dolor, hay que evitar confundir el dolor abdominal, que puede ser expresión de un sufrimiento medular, con una enfermedad de tipo I.

En términos generales se trata de gas en la circulación arterial, que puede responder a diversas causas, como por intervenciones sobre el aparato vascular, buceo y otras. En el caso particular del buceo, se trata de una condición que ocurre a consecuencia del paso de gas contenido en el espacio alveolar, por ruptura de las estructuras anatómicas pulmonares, a las venas pulmonares y luego a la circulación sistémica, como fenómeno secundario a una sobrepresión a nivel del pulmón.

Se trata de una situación grave, cuyos síntomas, signos y pronóstico dependen del territorio afectado por el efecto de las burbujas. Cuando una persona que haya utilizado algún equipo de buceo bajo el agua emerja inconsciente, pierda la conciencia o tenga problemas neurológicos evidentes, dentro de los primeros diez minutos de salir a superficie, se debe asumir que se trata de una embolia gaseosa arterial, a menos que haya evidencias objetivas e indudables de lo contrario.

Lesión producida en un tejido a consecuencia de la variación del volumen de los gases contenidos en un espacio determinado, secundaria al aumento o disminución de la presión ambiental. Se pueden observar en pulmones, oídos, senos paranasales, dientes (en particular aquellos que han sufrido intervenciones restauradoras, con cavidades residuales), gastrointestinal o equipo de buceo (máscaras y trajes). Cuando ocurre a nivel pulmonar se puede presentar como neumotórax, neumomediastino, enfisema subcutáneo o embolia gaseosa arterial.

Considerando que uno de los más comunes es el barotrauma de oído medio, será útil considerar la clasificación de Teed modificada para evaluar el daño, a través del otoscopio:

  • Grado 0 : Tímpano normal
  • Grado 1 : Eritema o retracción del tímpano
  • Grado 2 : Hemorragia timpánica mínima
  • Grado 3 : Hemorragia timpánica significativa
  • Grado 4 : Hemotímpano
  • Grado 5 : Perforación timpánica

La osteonecrosis o necrosis avascular se caracteriza por la necrosis celular, tanto del hueso como de la médula ósea, debido a fenómenos isquémicos. Es una enfermedad con múltiples causas, como trauma, metabólicas y otras. Existen casos en los cuales se asocia, como factor causal, la exposición a ambientes hiperbáricos. En los casos asociados a exposición a aumentos de presión ambiental, están afectados principalmente las grandes articulaciones (hombros, caderas y rodillas) y huesos largos. Se han descrito cinco etapas de la enfermedad:

  • Estadio 0 : Coagulación intravascular
  • Estadio 1 : Hueso necrótico sin reparación
  • Estadio 2 : Hueso necrótico con actividad reparativa, sin colapso
  • Estadio 3 : Hueso necrótico con actividad reparativa y colapso
  • Estadio 4 : Osteoartritis degenerativa secundaria

En términos generales las lesiones de la metáfisis no producen incapacidad funcional, mientras que en los casos yuxtaarticulares sí puede suceder, ya que pueden terminar afectando la forma y función de la respectiva articulación. En este sentido, los trabajadores y trabajadoras afectados deben ser evaluados individualmente, según magnitud del daño funcional, para determinar su incapacidad laboral.

Conocido como la borrachera de las profundidades, se ha descrito como un estado de euforia y/o excitación producida por la respiración de Nitrógeno dentro de una mezcla de gases, bajo una presión de 4 ATA o mayor. Además se altera severamente el juicio, las habilidades cognitivas y la conciencia, pudiendo llegar a ser completamente incapacitante para el buzo. Los principales síntomas son la pérdida de habilidad para efectuar tareas simples, afectación al juicio, sensación exagerada de bienestar, torpeza motora, despreocupación por las tareas encomendadas, risa sin sentido y sensación de adormecimiento de labios, encías y piernas. Se puede manifestar también con otros gases como el Neón e Hidrógeno.

El monóxido de carbono es un gas tóxico, producto de la combustión incompleta del carbón, madera, hidrocarburos y gases de escape de motores (como compresores y motores de embarcaciones), entre otros. La respiración de éste es una causa, relativamente, común de daño a la salud de las personas, la cual suele ser infravalorada. Esto se debe a que el gas no tiene sabor ni olor y los síntomas clínicos no son específicos, siendo los más habituales la cefalea, mareos, náusea, vómitos, confusión mental y sensación de opresión frontal. En el cuerpo el Carbono se une a la hemoglobina, formando carboxihemoglobina, dado que la afinidad de la hemoglobina por el Carbono es de 200 a 300 veces mayor que por el Oxígeno. Finalmente, al ser desplazado el O2 se produce hipoxia tisular.

Deficiencia anormal de Oxígeno en la sangre arterial, afectando de forma secundaria a células y tejidos, comprometiendo su funcionamiento. El cerebro es particularmente sensible a esta situación, por lo que es esencial un adecuado aporte de O2 en la mezcla respiratoria durante el buceo, considerando que siempre se produce hipoxia cuando la presión parcial de Oxígeno (ppO2) es inferior a 0.16 ATA. Además, también, puede suceder por una obstrucción de la vía aérea, debido a vómitos, agua u otros; edema pulmonar; o desplazamiento del oxígeno por otros gases tóxicos en los sistemas de alimentación de los equipos, como el CO. Los principales síntomas son cefalea, falta de concentración, afectación del juicio, pérdida del control muscular, dificultad para ejecutar tareas complejas, debilidad, agitación, euforia y pérdida de la conciencia. También se pueden presentar taquicardia, hipertensión arterial, algo de taquipnea y cianosis de tipo central.

El O2, indispensable para la respiración y metabolismo celular, puede ser tóxico para el organismo bajo determinadas condiciones de presión parcial. Los elementos determinantes de la toxicidad son la ppO2 y el tiempo de exposición. Para el caso del buceo se presenta en dos formas:

Toxicidad pulmonar

Se puede producir por exposiciones prolongadas a presiones parciales relativamente bajas (por ejemplo, 12 horas respirando O2 a 1 ATA), con efectos mensurables en la función pulmonar, o con exposiciones mucho menores a una mayor presión parcial (por ejemplo, 4 horas a 2 ATA). Se manifiesta como dolor torácico, tos irritativa y tope inspiratorio.

Toxicidad en sistema nervioso central

Los síntomas asociados a esta condición son visuales (estrechamiento del campo visual, visión borrosa), auditivos (tinnitus), náusea, vómitos, fasciculaciones musculares, sensación de hormigueo, irritabilidad, mareos y convulsiones. No es habitual que ocurran síntomas a nivel del Sistema Nervioso Central con presiones parciales de O2 menores a 1.3 ATA. Las causas predisponentes más comunes son el aumento de la ppO2 y el tiempo prolongado de exposición.

Se produce cuando aumenta la concentración de CO2 en el aire que se respira. En la práctica del buceo las causas más habituales son la ventilación inadecuada del casco o máscara facial completa, el exceso de CO2 en el aire generado por compresores (habitualmente por orientación inadecuada de la toma de aire), falla del absorbente de CO2 en los equipos que lo utilizan o inadecuada ventilación pulmonar (apnea, aumento del espacio muerto, incremento de la resistencia y trabajo respiratorio con el aumento de la profundidad).

Se trata de una asfixia secundaria por la presencia de líquido en el árbol respiratorio, aspirado por la persona que se encuentra en un medio acuático, impidiendo el adecuado intercambio gaseoso a nivel pulmonar. Por cuasi-ahogamiento, se consideran los casos recuperados, satisfactoriamente, luego de un episodio de ahogamiento. Se puede producir por agua dulce o salada y entre las causas más recurrentes en el buceo, se encuentran el pánico, agotamiento físico, efectos de la hipotermia y crisis convulsivas por O2, entre otros. Sus signos y síntomas generales son inconsciencia, aumento de la frecuencia respiratoria y edema pulmonar.

Otros Beneficios